En Shing! no vale solo tu agilidad aporreando botones, sino que también cuenta tu versatilidad con la palanca del mando

La gloria y éxito de los juegos beat’em up no tiene límites, y prueba fehaciente de ello es la ingente cantidad de propuestas nuevas que salen cada año. El año pasado disfrutamos de unos cuantos títulos con una calidad excepcional, y este 2021 apunta maneras. Una de las primeras en aparecer ha sido Shing!, la nueva apuesta de Mass Creation que cambia radicalmente los controles convencionales por otro tipo de mecánicas. Se acabó ser un “machaca-botones”… ¿pero nos convertiremos en un “machaca-sticks”?

El filo mata-demonios en acción

Basado todo en la cultural oriental, la historia de Shing! nos pone en una situación comprometida para los cuatro guerreros defensores de la ciudad. Su hogar ha sido invadido por los Yokai, un ejercito enemigo compuesto, nada mas y nada menos, que por demonios con ganas de arrasar todo. No solo eso, sino que han robado la Semilla Astral, un artefacto con un poder inmenso que puede desequilibrar la balanza hacia un bando o al otro. Nuestra tarea será bien fácil: recorrer las calles, bosques y fortalezas derrotando a todo rival que se nos cruce y de esa manera poner freno a los maquiavélicos planes que juegan en nuestra contra.

La gloria del beat´em up 2.0

Shing! no dejaría de ser un beat’em up clásico si no fuera por un elemento diferenciador y que lo hace especial: su control. En vez de realizar combos y golpes presionando botones, usaremos el stick derecho del mando para ejecuctar mandobles y movimientos especiales. Por ejemplo, si movemos el stick en diagonal, daremos un espadazo. Pero si hacemos una media luna ejecutaremos ataque más potente y distinto. Lo mismo pasa si hacemos una vuelta completa de 360°, o si vamos combinando diversos movimientos. De esta manera, el estudio pretende que la inmersión en su juego sea mayor al tener que ejecutar ataques como si tuvieramos una espada en las manos… aunque a veces no termina de funcionar bien.

En juegos donde el “timing” y los reflejos lo son todo, el control tiene que ser preciso y milimétrico. Los botones ofrecen esos requisitos, respondiendo sin problema a las órdenes del jugador… pero los sticks no se comportan igual. No serán pocas las veces que sin querer nuestro guerrero se de la vuelta y comience a dar espadazos al aire. O que tire por los aires al contrincante cuando en verdad queríamos hacer otra cosa. Los pros y contras de este original sistema de control están ahí para contentar a frustrar a los usuarios. A mí, de manera particular, no termina de convencerme. Se pierde una agilidad y precisión que no debería faltar. Y menos siendo ninjas que se enfrentan a demonios…

Agarra el stick como si fuera una empuñadura

Eso sí, en su defensa tengo que alegar que el uso de la palanca hace que los movimientos sean mas parecidos a lo que podríamos emular con una espada. Al menos si lo comparamos con los botones tradicionales. También permite escoger por dónde atacar al rival. Algunos de nuestros enemigos tendrán corazas protectoras dejando como único punto débil su cabeza, o también habrá otro tipo de criaturas a las que habrá que atacar golpeando hacia al suelo. Todo esto se realiza de manera más natural con estas mecánicas que Shing! ofrece, y según avancemos en la trama iremos mejorando nuestra habilidad y aumentando nuestros combos de manera intuitiva y sencilla.

Uno para todos, y todos para uno

Como sucede de manera parecida en Battletoads, en Shing! no tenemos la necesidad imperiosa de escoger a un héroe y tirar con él toda la aventura. Podremos intercambiar el protagonismo entre cuatro guerreros, cada uno con sus características y propiedades únicas que los hacen más aptos para según qué situaciones. Tendremos al ninja equilibrado, al típico peso pesado pero con su velocidad mermada, a la clásica guerrera versátil rápida en movimientos pero con poco poder de ataque, y un último personaje con lanza. Alternar entre unos y otros será lo habitual, y en ocasiones no nos quedará más remedio cuando veamos que con un par de toques la vida de uno de nuestros camaradas baja drásticamente. Porque aquí la vida cae rápidamente, y más vale tener un ojo en la acción y otro en la barra de salud para que no eliminen a ninguno de nuestros protagonistas.

Pinto, pinto, a quien mato rapidito

En absoluto es un juego fácil, y en muchas ocasiones hay que medir las distancias, esperar nuestro momento y saber a qué enemigo atacar primero si queremos salir victoriosos de los combates. Esta elección de objetivos es debido a que los demonios, al ser derrotados, sueltan unas gemas con distintos bonificadores (mejora de salud, aumento en el poder de ataque, etc.) . En las fases mas avanzadas se hace importante marcar una estrategia para no quedarnos vendidos y con la salud mermada. Si aun así nos resulta complejo el titulo de Mass Creation, siempre podemos acudir a su cooperativo local, donde hasta cuatro personas pueden colaborar juntas para erradicar todo el mal que asola el reino.

Sin ser un alarde audiovisual, lo cierto es que el diseño de Shing! no está nada mal. Los escenarios son bonitos y diferentes entre sí, con la suficiente variedad para no caer en la monotonía. Los personajes son grandes y se les puede diferenciar perfectamente, incluso podremos cambiarles de atuendo. Puede que lo peor sean “los masillas” de cada mundo, muy genéricos y con un comportamiento demasiado simple. Menos mal que los jefes al final de las fases salvan un poco la papeleta. Por cierto, hay momentos que nuestros cuatro guerreros dejan a un lado las armas para ponerse a hablar tranquilamente. Son momentos chulos para conocer a fondo a estos ninjas y los problemas que tienen. Eso si, con doblaje en inglés y textos en español.

Conclusion de Shing!

Los amantes de los beat’em up clásicos que quieran algo distinto tienen que probar Shing!. Puede que sus controles con el stick no sean tan precisos como con los botones, pero a cambio, ofrecen algo distinto y original. Poder elegir hacia donde atacar de manera intuitiva y orgánica sienta de maravilla, y aunque al principio el control se os hará tosco, con la práctica llegaremos a dominar los espadazos ejecutados con la palanca. Ojo que no vale con dar mandobles a diestro y siniestro. El titulo de Mass Creation es exigente y en algunos combates habrá que usar la cabeza y la estrategia para salir victoriosos del encuentro. Aunque, si la caza de demonios se nos atraganta, siempre podremos usar el modo cooperativo local hasta cuatro jugadores.

Por Admin

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