Tras un largo periodo en acceso anticipado, por fin llega la versión 1.0

  • 03/11/2018 13:00
  • Francisco González

Puede llegar a ser difícil saber cuándo has visto lo suficiente de un juego como RimWorld para escribir una review. No es por el número de horas que le hemos dedicado al juego, para nada, sino más bien por el hecho de que el simulador de gestión de colonias espaciales de Ludeon Studios ofrece tal rango de posibilidades a la hora de jugar que es imposible saber cuánto queda por descubrir y qué queda por experimentar.

Sin embargo, la cosa es que nunca superaremos todo eso de RimWorld, ni tú, ni yo, ni casi nadie. Es el jugador, con sus decisiones, quien define cómo son los escenarios que surgen en el borde de esta galaxia. Desde luego, existe una IA que te complica las cosas en forma de desastres y las fases predeterminadas de la historia están diseñadas para que la narrativa avance poco a poco, pero los personajes que creas, las bases que construyes y las vidas que ayudas a reconducir te aseguran que todo es, de manera fundamental y única, solo tuyo.

Lo mejor es que nos lo quitemos de encima primero nuestra mayor queja: empezar puede ser un poco complicado. Hay un sistema de ayuda en el juego que te da consejos y un breve tutorial que te explica algunas cosas básicas, pero hay mucho que entender y no todo está explicado tan bien como podría estarlo. No es un desastre total, pero dado que el resto del juego es un placer de explorar y descubrir, un mejor «embarque» habría hecho que llegar a lo bueno fuera una experiencia más sencilla para todos los que están interesados.

RimWorld

No es un gran problema, porque la comunidad que ha crecido en torno al juego mientras se abría paso a través del acceso anticipado es muy acogedora y creativa. Hay una gama decente de mods en desarrollo que amplían el juego de maneras interesantes y nos abren nuevas posibilidades. Además, hay montones de situaciones curiosas que están ocurriendo porque toca, ese tipo de cosas que te animan a iniciar el juego para ver lo que podría pasar hoy en tu mundo. Hay guías y vídeos disponibles para ayudarte a orientarte y te recomendamos encarecidamente que te busques alguna antes de empezar a jugar.

Una vez que superas el bache del arranque, el resto es coser y cantar. Habría estado bien disponer de más ayuda, aunque solo fuera para ahorrar la pesadez de cambiar de ventanas y buscar en Google, pero, en general es lo suficientemente intuitivo como para que te las apañes. Los niveles de recursos se encuentran en la parte superior izquierda, la información en tiempo real en parte inferior derecha y los menús, en el pie de la imagen. Los menús emergentes, a su vez, nos muestran una rica gama de opciones y ya que RimWorld no despunta por lo que impresiona visualmente, al menos consigue presentar todos estos sistemas complejos y profundos sin que suponga mucho lío.

En términos visuales, comparte un estilo similar al de Prison Architect, es decir, presenta un mundo de personajes cabezones en perspectiva cenital. Funciona, pero al final es demasiado minimalista. Sin embargo, es difícil criticar la falta de calidad visual porque son estos sprites relativamente poco interesantes los que permiten a Ludeon Studios ir más allá en el resto de facetas y poder ofrecer tanto en lo demás. No conocerás a un solo jugador de RimWorld que prefiera lo contrario. Al igual que Dwarf Fortress, inspirado en ASCII, el énfasis está en la simulación más que en unos píxeles bonitos y ese es el sacrificio clave que permite una profundidad creativa que rara vez hemos visto en un videojuego.

RimWorld

Al menos hay un buen equilibrio entre la sencillez y el detalle y se puede ver claramente qué es qué, incluso cuando con algunos de los elementos más pequeños. En una partida normal (puedes elegir entre diversos escenarios que hacen que el juego sea más difícil, así como cambiar drásticamente la dinámica en cuanto a los colonos y sus interacciones) empieza con tres personajes que aterrizan forzosamente en la superficie del planeta con un puñado de suministros. La configuración básica te ofrece un par de armas, algunos suministros básicos y te deja un bioma a tu elección. La mayor parte del tiempo atravesamos regiones templadas (es decir, las más fáciles), pero puedes llevar a tu tripulación de inadaptados por la arena y la nieve, a través de bosques, por las faldas de las montañas o cerca del agua. Es una elección sencilla, pero tiene consecuencias muy grandes.

Efectivamente, asentarse en la ladera de una montaña helada es un reto mayor al de construir una colonia en un campo verde y fértil en el que el horario es siempre el de verano. Al final, se trata de un «yo me lo guiso, yo me lo como» y RimWorld es un verdadero y brillante ejemplo de juego que permite al jugador decidir cómo quiera que sea cada partida. Esta versatilidad da aún más valor a las opciones de configuración de dificultad que ha incluido Ludeon y a cómo te deja dirigir la experiencia escogiendo el ritmo y la complejidad de los acontecimientos que van a ir sucediendo.

Una vez que estás listo y has encontrado tu hogar entre las estrellas es hora de construir. Lleva su tiempo estabilizar tu colonia y que eche a andar. Puedes ordenar a tus colonos que hagan tareas específicas, tales como disparar a un objetivo o hablar con PNJ visitante, pero en la mayoría de las ocasiones se las apañan solos siguiendo un horario que tú has planificado para ellos. Cada tipo de personaje tienen sus propias personalidades y habilidades (por ejemplo, puede ser que dispongas de alguien que esté muy interesado en hacer algo, pero no es muy bueno en ello) y debes equilibrar su felicidad, dentro de lo posible, con cumplir con los mínimo.

Al principio dormirán en la calle; más tarde, tendrán camas de madera sobre suelos de tierra y, al final, construirás suelos y muebles y mejorarás sus condiciones de vida. Se necesita tiempo para hacer las cosas bien, pero el tiempo no está siempre de tu lado y, mientras buscas compensar el control de la colonia y las comodidades, el director de la historia te interrumpirá aún más y desafiará tus prioridades con nuevos acontecimientos. Ya manejes manualmente al grupo de supervivientes para que abran fuego cuando lleguen los invasores o se escondan dentro porque los felinos cazahumanos están patrullando afuera, de vez en cuando algo saldrá de la nada para estropearte el trabajo.

Decimos «estropear» como si fuera algo malo, pero los momentos más desafiantes suelen ser el detonante de algo nuevo, lo que desencadena una serie de acontecimientos que solo te suceden a ti, solo a estos personajes, y que, para bien o para mal, cuentan una historia única sobre ese planeta en medio de la nada. La tragedia también suele estar a la vuelta de la esquina en RimWorld y hemos visto a nuestra colonia arder hasta los cimientos frente a nuestros ojos (no porque hayamos fracasado, sino porque es así como esta historia tuvo que desarrollarse en particular). Derramamos una lagrimilla digital, sin lugar a dudas, pero luego volvimos a la faena, generamos nuevos personajes y buscamos nuevas historias en esta roca hostil.

Lo que hace que RimWorld sea tan especial son los personajes. Sus particularidades interactúan entre sí con brillantez para crear relaciones creíbles. Los hemos visto hacerse amigos, enamorarse, pelear hasta la muerte, cabrearse en situaciones graciosas y mucho más. La vida y la muerte son solo parte de la experiencia y caras nuevas se irán uniendo con frecuencia a tu colonia, lo que cambiará la dinámica. Hay suficiente complejidad como para pararse a imaginar qué estarán haciendo esos pequeñines o qué novela podrían contarte. Las horas de juego, que pueden alargarse considerablemente, te concederá tiempo de sobra para conocerlos. Ludeon Studios nos ofrece las piezas de un gran puzle sin una única solución y, a cambio, todo lo que tenemos que hacer es unirlos como mejor nos parezca.

A pesar de que hay una gestión de la vida cotidiana con la que lidiar, también hay mucha fantasía. Ciertos escenarios pueden llegar a ser un poco absurdos (nos ha sorprendido ya más de un desnudo, y mejor no hablemos de las chinchillas locas…), pero sospechamos que es cuestión de gustos y que la mayoría de la gente disfrutará de los momentos disparatados. Destila mucho encanto aunque la parte más importante sea su persecución de lo lógico y lo plausible. Aparte del hecho de que tus colonos nunca necesitan ir al baño, el énfasis está en crear un escenario creíble que esté lo suficientemente consolidado como para centrarte en el ahora.

La realidad alternativa que se pinta ante tus ojos puede llegar a ser extremadamente absorbente, lo que se ve favorecido por la gran cantidad de parámetros ajustables. Obviamente, puedes construir tu base, ya sea al aire libre o excavando en parajes naturales, pero después tendrás que obtener los recursos necesarios para sobrevivir, almacenar las cosas adecuadamente y de forma segura, asegurarte de que todo el mundo esté bien alimentado y descansado (incluso puedes modificar los patrones de sueño de cada colono) y, por supuesto, construir defensas para mantener a raya a los desagradables invasores. Se dan las oportunidades para comerciar y enviar caravanas para intercambiar objetos con colonos cercanos y los jugadores pueden incluso recorrer todo el mapa en busca de una nave que te saque del planeta.

Así que hay una salida en alguna parte, pero esperamos que la mayoría de vosotros carezca de deseo alguno de escapar de este planeta inhóspito. Como dice un viejo dicho: «no es el destino, sino el viaje lo que importa». La vida es dura en RimWorld, pero eso no es malo, sino todo lo contrario: es a través de la adversidad cuando descubrimos quiénes son realmente nuestros colonos y, cuando estas pequeñas personitas digitales cobran vida, RimWorld brilla como el que más. Después de años en acceso anticipado, Ludeon ha lanzado un simulador de colonias espaciales magnífico. Es el tipo de juego en el que pensarás cuando te despiertes, en el que te sumergirás durante horas y que estará en segundo plano de tu cerebro mientras haces tu vida. Si puedes superar el bache de su inicio confuso, te espera una experiencia embriagadora y cautivadora.

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